miércoles, 12 de enero de 2011
Capitulo 1: Previo Tiempo
El joven entregado a sus deseos, sentimientos y algo aún más fuerte; el corazón. Mira a la muchacha, se para de la barra , camina entre las sillas de la cafetería y en el transcurso de su recorrido se acuerda de la vez aquella en su infancia, que con piernas temblorosas comenzó a subir las escaleras de la torre de antena de satélite que está ubicada en la azotea de un edificio en donde su mamá trabajaba.
Le avisaron a la mamá por su puesto. Y como era de costumbre en cada aventura que inventaba, la mamá llegó agitada por haber corrido y gritando:
-¡Muchacho Loco! ¡Qué haces allá arriba!
El no escuchaba a su madre, porque su corazón agitado palpitaba aceleradamente y su facultad auditiva no estaba en su mejor momento, solo pensaba en llegar a la sima y ver desde hay a la ciudad en donde nació, se crió y creció.
En la cafetería le decía su amigo:
-No está a tu altura, regresa a la barra.
Esta vez si escucho, pero se sonrió por dentro.
Llegó a la mesa, la miró fijamente a los ojos y le dijo:
Robert: Hola Como estas Valeri?
Valeri: Hola muy bien, ya me había dado por vencida, de que no me ibas a saludar.
Robert: Si, dure una hora pensando si venir o no.
Se le agitó el corazón, como la vez aquella en la torre.
Robert: Estás preciosa.
A Valeri se le sonrojo los cachetes, no por lo dicho, sino por la expresión de los ojos de Robert.
Valeri: Gracias, tu también te ves bien.
Sus emociones, sus recuerdos del pasado, comenzaron a florecer, hablaron horas, ellos dos allí sentados en la cafetería, retomando los dos años sin haberse visto, eran amigos desde la infancia y ahora en los mejores momentos de su juventud.
Llegando a su casa, saludo a su hermano, le dio las buenas noches, se fue a su cuarto. Cerrando la puerta, se tiró a la cama, recostó su cabeza en la almohada, se llevó las manos a un poquito mas arriba de la nuca y se perdió en sus pensamientos; en los gestos faciales de su amada, su perfume, su piel suave, cabello negro muy largo, liso con un brillo especial cuando le caen los rayos del sol o la luz de un bombillo, mirada tierna, sin rencor, voz fina y con clase,labios carnosos y suaves, Si! ya la había besado. Que afortunado se sentía él. Se decía a si mismo:
-La esperare por que cada día me hace sentir mejor persona, por que con ella soy mejor.
Le avisaron a la mamá por su puesto. Y como era de costumbre en cada aventura que inventaba, la mamá llegó agitada por haber corrido y gritando:
-¡Muchacho Loco! ¡Qué haces allá arriba!
El no escuchaba a su madre, porque su corazón agitado palpitaba aceleradamente y su facultad auditiva no estaba en su mejor momento, solo pensaba en llegar a la sima y ver desde hay a la ciudad en donde nació, se crió y creció.
En la cafetería le decía su amigo:
-No está a tu altura, regresa a la barra.
Esta vez si escucho, pero se sonrió por dentro.
Llegó a la mesa, la miró fijamente a los ojos y le dijo:
Robert: Hola Como estas Valeri?
Valeri: Hola muy bien, ya me había dado por vencida, de que no me ibas a saludar.
Robert: Si, dure una hora pensando si venir o no.
Se le agitó el corazón, como la vez aquella en la torre.
Robert: Estás preciosa.
A Valeri se le sonrojo los cachetes, no por lo dicho, sino por la expresión de los ojos de Robert.
Valeri: Gracias, tu también te ves bien.
Sus emociones, sus recuerdos del pasado, comenzaron a florecer, hablaron horas, ellos dos allí sentados en la cafetería, retomando los dos años sin haberse visto, eran amigos desde la infancia y ahora en los mejores momentos de su juventud.
Llegando a su casa, saludo a su hermano, le dio las buenas noches, se fue a su cuarto. Cerrando la puerta, se tiró a la cama, recostó su cabeza en la almohada, se llevó las manos a un poquito mas arriba de la nuca y se perdió en sus pensamientos; en los gestos faciales de su amada, su perfume, su piel suave, cabello negro muy largo, liso con un brillo especial cuando le caen los rayos del sol o la luz de un bombillo, mirada tierna, sin rencor, voz fina y con clase,labios carnosos y suaves, Si! ya la había besado. Que afortunado se sentía él. Se decía a si mismo:
-La esperare por que cada día me hace sentir mejor persona, por que con ella soy mejor.
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